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jueves, 6 de marzo de 2014

ADAPTACIONES EN CLASE

El primer y gran problema que se encuentra un alumno que precisa silla de ruedas es el acceso al propio centro como a sus instalaciones, los bordillos, peldaños o escaleras se convierten en auténticos muros infranqueables. Luego para favorecer estos accesos se ha de contar con rampas y ascensores. De carecer de ascensor se tendrá que prever que el aula donde se integre el alumno esté situada en planta baja.


Una vez el alumno se puede trasladar libremente por el centro, hay que plantearse si requiere algún tipo de adaptación curricular en base a sus necesidades motrices, afectivo-sociales o cognitivas.
El área de Educación Física, que es la que nos afecta, se convierte en un instrumento idóneo para tratar estas necesidades, especialmente las de tipo motriz, en base a compensar las partes de su cuerpo que no están afectadas, el tratamiento de las zonas corporales afectadas sería una labor que correspondería a un personal especializado, como es el caso de un fisioterapeuta.
Los ámbitos afectivos y sociales deben ser trabajados paralelamente, de lo contrario el alumno se sentirá aislado, puesto que el resto de los alumnos de forma inconsciente tienden a olvidarlo.
En tanto y cuanto el movimiento se produce gracias a procesos cognitivos, este aspecto del desarrollo se verá igualmente beneficiado.
A la hora de programar nuestras sesiones en un aula en donde se encuentra un alumno con parálisis cerebral se nos plantean varias cuestiones:
-          ¿Cómo voy a integrar al alumno si todas las actividades en las que se encuentren implicadas las piernas se verán afectadas?
-          ¿Tengo que adaptar todas las actividades que he planeado para los demás a sus posibilidades?
-          ¿Y el resto de la clase? ¿Tengo que limitar el desarrollo del currículo de los demás en función de lo que sea capaz de realizar el alumno con NEE?
Realmente resulta problemático. Entonces, ¿qué puedo hacer?
La normativa está clara, atenderlos a todos (atención a la diversidad). Darle a cada uno lo que requiere o precisa. Eso no es nada fácil llevarlo a la práctica, los docentes lo sabemos. Pero la dificultad no nos puede llevar a ignorar el problema o a realizar una falsa inclusión.
Hemos de recordar que en nuestra área trabajamos principalmente el juego y a través de él, el niño se educa (Piaget). En el momento en que excluimos a un alumno del juego o de otros contenidos de la Ecuación Física se le está negando una fuente de relación y de formación. Si actuamos así no reconocemos el valor educativo de nuestra área y le negamos al niño la posibilidad de conocer su cuerpo y sus posibilidades de movimiento, entre otros objetivos. Además, hemos de tener en cuenta el papel de la Educación Física en la promoción de la salud y la mejora de la calidad de vida, y en estos niños este aspecto suele ser crucial.
Por tanto la inclusión de los alumnos con NEE en la sesión de E. F. debe tender a englobar en todas las actividades posibles a todos los individuos, facilitando su participación activa, efectiva y real. Este es nuestro gran reto como educadores.
Ciertamente para propiciar una adecuada integración de los alumnos con necesidades educativas especiales, dada la diversidad de tipologías que nos podemos encontrar, requiere una alta preparación. Preparación que no se nos ha facilitado en nuestra formación universitaria ni en la formación continua.
Por tanto, esta preparación debe ser en muchos casos de forma autodidacta, es decir, debe partir de nuestra propia iniciativa. Esta iniciativa nos lleva a experimentar, a investigar en la acción, no cabe duda que a equivocarnos, pero únicamente de esa forma iremos progresando, acumulando experiencia.
En la búsqueda de información topamos con autores que nos dan pistas para guiar nuestra intervención docente, ese es el caso de Cumellas Riera (2000) quien nos habla de la necesidad de sensibilizar al resto de los alumnos con el fin de que puedan valorar las posibilidades y limitaciones del compañero que presenta una atención especial. Esta fase de sensibilización también se sustenta en hacer del alumno con deficiencia el principal protagonista de la clase. Esta autora también nos aporta estrategias de comunicación, seguridad y de adaptación de las actividades.
Desde un punto de vista más práctico López González (1997) nos aporta sesiones prácticas con juegos y actividades físicas en las que los alumnos con discapacidad motora pueden integrarse en nuestra área.
Desde esa experiencia y desde los conocimientos adquiridos a través de una formación autodidáctica realizo las siguientes propuestas de actividades físicas y juegos con las adaptaciones correspondientes para que pueda participar de forma efectiva un alumno con paraplejia. Para ello planteo dichas actividades en función de la estructura de la sesión.


Pero antes de desarrollarlas hemos de tener en cuenta una serie de estrategias generales:
Ø  El juego es el medio más fácil de integrar a un alumno con esta discapacidad motora, y de forma más efectiva a través de juegos cooperativos. Los juegos de competitivos y de iniciación deportiva marcan más la diferencia con los demás, es decir es más complicado realizar propuestas de integración o de adaptación.

Ø  Cuando más haya que utilizar las piernas igualmente se marcan más las diferencias con los demás. Si jugamos en el suelo se igualan nuestras posibilidades.

Ø  Los materiales que se utilicen con estos alumnos deben estar adaptados, prácticamente en la misma medida que con cualquier otro niño en edad escolar. El uso de material multifuncional o polivalente facilita la actividad de todos los alumnos.

Ø  Se favorece la integración afectivo-social si el alumno participa en el mayor número de actividades que se le presentan al resto de los niños de la clase, pero también hemos de ser conscientes de que no siempre es posible, o al menos que a nosotros no se nos ocurren otras alternativas.

Ø  Los apoyos manuales se hacen indispensables en muchas ocasiones, a veces hemos de sujetar al niño para que éste pueda realizar determinados movimientos.

Ø  En muchas ocasiones lo fundamental es que el alumno perciba sensaciones, especialmente las de carácter propioceptivo porque son las que menos suelen desarrollar debido a su inmovilidad.

Ø  Hemos de adaptar las reglas de los juegos para favorecer la integración, delimitar espacios, adaptar materiales, reducir número de participantes,…

Ø  A la hora de organizar agrupamientos, para favorecer el aprendizaje podremos utilizar estrategias de igualación (crear un déficit en el otro equipo) o por compensación (en el equipo del déficit hay más o menos jugadores, al alumn@ con NEE se le da ventaja).
Ø  En algunos momentos el alumno deberá realizar una actividad paralela porque es muy complicado integrarlo con los demás, especialmente en aquellas que requiera uso de las piernas, como por ejemplo saltar.

Ø  Se ha de prever distintas posibilidades de desplazamiento del alumno: en la silla de ruedas, con el andador, ayudado por el profesor, con su propio cuerpo en el suelo protegido con colchonetas.
Todo lo apuntado anteriormente será efectivo siempre y cuando el alumno con deficiencia venga a nuestra clase motivado y con ganas de participar y mejorar. Esa predisposición no está presente siempre.


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